Lo más difícil, lo más necesario, lo que hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por un mudo diferente. Lo complicado, pero también lo esencial, es valorar positivamente la diferencia, como aquello que enriquece la vida e impulsa la creación, el arte y el pensamiento. A finales de la década de 1960, el crítico de arte Vicente Aguilera Cerni visitó Vilafamés, un pequeño pueblo del interior de Castellón, y allí, a través del que fuera Museo Popular de Arte Contemporáneo, inició un proyecto fuera de convenciones, lejos del canon.
El Museo de Vilafamés, es consecuencia del disenso y de los contradictores, de la exquisita obstinación de quienes no quisieron seguir creyendo en lo dado, de los no acomodados e incómodos para sus contemporáneos. Vicente Aguilera Cerni y un nutrido grupo de artistas quisieron mostrar al mundo, en la España de los últimos años de la dictadura franquista, que no podíamos resignarnos a terminar abocados a una sola verdad.
Más de medio siglo después, el hoy Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés, una de las instituciones más antiguas dedicadas al arte contemporáneo en España, mantiene el carácter comprometido y la dimensión social de sus inicios, con un valor testimonial e histórico añadido. Y aumentando la colección constante y cuidadosamente. En la actualidad, su acervo de más de setecientas obras de más de seiscientos cincuenta artistas diferentes, es reflejo de una manera de entender el arte como un medio para llegar más lejos, para la reflexión. Porque para cuestionar el funcionamiento de la sociedad respecto de nosotros mismos y del mundo, necesitamos un arte que nos permita aprender a pensar.
La exposición que ahora se presenta en el Museo de la Universidad de Alicante, Summa y Sigue. El Museo de Vilafamés, además de una evidente referencia a la revista que dirigió Aguilera justo en los años en que estaba ideando su proyecto de museo, pretende ser el reflejo, no de una trayectoria, sino de un ideal, a través de un conjunto de obras muy distintas entre sí, pero ligadas por un mismo deseo de interpelarnos, de despertarnos o de hablarnos al oído.