Toda exposición es un relato, la construcción de una historia con nuevas o viejas formas de expresión plástica. La historia que construyen las piezas de este relato Después del fin del arte comienza con un ejercicio reflexivo, no exento de humor, sobre el arte en este momento posthistórico, sobre los limites del hecho artístico y sus condiciones de posibilidad, una vez la historia del arte ha asumido y escenificado su propia muerte.
Indagar en las condiciones de posibilidad del arte después del arte, es un ejercicio reflexivo, valiente y arriesgado, que nos enfrenta al abismo del vacío post-narrativo, la ausencia de un gran paradigma que determine cómo deben ser las cosas vistas. Y lo interesante de esta pirueta plástico-reflexiva que nos propone el artista Fernando Bañuls es la inmediatez con la que comprendemos que tras la muerte del arte, nos queda mucho pasado por delante. Así es, las trece piezas que articulan esta exposición, representan diversas propuestas de reflexión y diálogo con la historia de las ideas estéticas y las teorías contemporáneas para encontrar un sentido al arte en este tiempo posthistórico. Ciertamente algunas más arriesgadas que otras y en cualquier caso todas desde el más serio sentido del humor.
Cristina Guirao Mirón