El cuerpo, como medio de expresión, proyecta nuestra imagen en la sociedad y, a su vez, como estructura vital, traslada algunas claves de nuestra salud. La integración de estos elementos permite explicar la obesidad como un fenómeno global, no solo por su extensión geográfica y sus dimensiones epidemiológicas, sino también por sus implicaciones sanitarias, económicas, culturales, ideológicas, políticas y legales. La presente muestra reúne una selección de datos y tablas científicas e históricas, testimonios, documentos, audiovisuales y trabajos de artistas contemporáneos que ofrecen al espectador herramientas de reflexión y debate sobre uno de los fenómenos más característicos de la sociedad contemporánea.
Dada la abundancia de implicaciones temáticas de la obesidad, el proyecto ha sido estructurado en tres bloques: 1) la perspectiva histórico-médica, 2) la imagen social y cultural de la obesidad, y 3) su representación artística, que permanecen entrelazados a través de todo el discurso de las salas.
El recorrido de la exposición comienza con la frase de J. George Harrar, donde se aborda el descubrimiento de la caloría como unidad de medida de la nutrición. Este análisis ayudará al espectador a entender el discurso científico en que se basan las actuales teorías y tratamientos: los estudios sobre los principios inmediatos, proteínas, grasas y carbohidratos; el paso de una situación de hambre y desnutrición a una situación de exceso y sobrealimentación, el prestigio de la dieta mediterránea, etc.
Dentro de nuestro mapa identitario, los artistas han representado la obesidad como espejo de la sociedad y de sus tensiones y conflictos, trasladando la figura del obeso al mundo del poder y la opulencia, el erotismo, la enfermedad, la deformación o la buena salud. Los trabajos de Rogelio López, Rosalía Banet, Ximo amigó y Paula Bonet (a través de la figura de MacDiego) o Adriane López-Huici mostrarán nuevas actitudes sociopolíticas y de género. Finalmente, cabe destacar que el objetivo de este proyecto no busca adoctrinar ni establecer normas y directrices hacia las “buenas conductas”, sino favorecer el desarrollo de debates, análisis y reflexiones en torno a la obesidad.