Las veintisiete nuevas obras que componen la exposición El vol del gat, de Antoni Miró, vuelven a sorprendernos, una vez más, con la firmeza y lucidez de un artista en continua exploración. La valentía de Miró viene dada en esta ocasión por la capacidad de incorporar a su imaginario habitual el lenguaje y la inspiración de una novela —El vol del gat, del escritor cubano Abel Prieto— interpretada por el movimiento de la bailarina Sol Picó.
Esta serie representa un puente entre varias disciplinas, entre diferentes artistas reunidos entorno a las calles de La Habana y sus habitantes, con la luz y los sonidos caribeños de fondo. Miró retrata en estas obras Sol Picó danzando entorno a la historia y los personajes de Abel Prieto, y podemos ver que el resultado es una conversación de inquietudes y respuestas de tres artistas frente al mundo que los rodea, así como la evidencia de un paso más en el grado de concienciación de la pintura que está presente en toda la obra de Antoni Miró. La mano diestra del pintor alcoyano hace posible el milagro, el enlace entre el dinamismo de las historias de la novela y los movimientos de la danza.