He visto dibujar reiteradamente a Pepe Azorín, como quien respira. Mira, acaricia y manipula, de manera intensa, el papel-cartón de fuertes texturas, con la barra seca, difumina aceleradamente con el dedo pulgar. Establece la estructura general del conjunto, fracciona los elementos orgánicos seleccionados, para pasar luego a un diálogo más tranquilo con el desarrollo pormenorizado de las formas concretas. Diríase que dibujar es, para él, habitar el espacio con la mirada y el tacto, es dominar su superficie para poder generar cadenas de volúmenes, formas decididamente orgánicas, que nacen de la memoria hecha expresión.
Román de la Calle
Presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Carlos de Valencia
