El proyecto ASO, que Jérôme Combrier ha realizado para el Museo de la Universidad de Alicante, nos transmite una interesante visión sobre la ordenación del espacio habitable. A través de la repetición sistemática de módulos fotográficos, este artista configura nuevos paisajes irreales pero plausibles, ordenados y organizados hasta el absurdo.
La acción de habitar del ser humano se manifiesta en la zona urbana, unos espacios creados para vivir y que son reproducidos continuamente, destinados a una población masiva y anónima. Esta ordenación sistemática del entorno nos lleva a la uniformidad del paisaje, un mundo monótono, solitario y carente de personalidad, habitado por personajes anónimos y desorientados. El ser humano en su intención de modelar el entorno, crea un mundo artificial carente de identidad, donde el color se difumina y las líneas se desdibujan a favor de una estandarización anónima del espacio.
La fascinación de Jérôme Combrier es ambivalente. Se basa en el acto de la organización humana sobre su entorno y también en las características estéticas que se desprenden de ella. Usa la repetición con la intención de crear mundos artificiales, destacando el carácter sistemático de la creación. De esta manera usa las tecnologías digitales como herramienta para aumentar lo artificial, “la forma artificial es por esencia creación humana. Se vuelve absurda cuando está sistemáticamente repetida. La repito sistemáticamente por irrisión”. El ser humano necesita crear espacios y los espacios conquistados se transforman rápidamente en espacios artificiales.
ASO nos habla sobre la ordenación del espacio, el control raciocinado del paisaje, sobre la realidad de un mundo repetitivo, anónimo y artificial.